Entre Sombras y Deseos: La Noche de Complicidad

Marcos era un hombre de mirada intensa y porte seguro. Con su cabello oscuro y sus rasgos marcados, irradiaba un magnetismo natural que atraía las miradas dondequiera que fuera. Dotado de un sentido del humor contagioso y una personalidad carismática, siempre estaba dispuesto a sorprenderme con gestos románticos y aventuras inesperadas.

ahora me presento, me llamo Damaris soy una mujer de belleza exótica y sensualidad innata. Mi cabello es largo y ondulado, ojos profundos como pozos de deseo, tengo la habilidad de encender la pasión con una sola mirada. mi espíritu libre y mente abierta me convertíeron en una compañera perfecta para Marcos, compartiendo con él tanto los momentos de diversión desenfrenada como los de intimidad profunda.

Marcos y yo somos una pareja que irradia complicidad y pasión. Conocidos por nuestro espíritu libre y amor por la aventura, solíamos ser el alma de cualquier fiesta.

En una cálida noche de verano, Marcos y yo no encontrabamos en nuestra acogedora casa, rodeados por el susurro de las hojas en el jardín y el suave tintinear de las copas de vino. La atmósfera estaba impregnada de un aura de intimidad y complicidad, como si el tiempo se hubiera detenido para permitirnos disfrutar plenamente el uno del otro.

Marcos, con su camisa blanca entreabierta y un ligero aroma a colonia, estaba ocupado preparando cócteles en la barra de la cocina, mientras yo, envuelta en una vaporosa bata de seda, me movía con gracia entre las sombras, encendiendo velas y creando una atmósfera seductora. El ambiente estaba cargado de una electricidad apenas contenida, alimentada por las miradas furtivas y los roces casuales que compartíamos.

Fue entonces cuando llegó Leticia, irrumpiendo en la calma de la noche con su risa juguetona y su energía desbordante. Con una botella de vino en una mano y una sonrisa traviesa en los labios.

Leticia era mi amiga intrépida y desinhibida que complementaba perfectamente la dinámica de nosotros. Con su cabello rebelde y su sonrisa traviesa, irradiaba una energía juvenil y una curiosidad insaciable por la vida. Siempre lista para probar cosas nuevas y aventurarse en territorios desconocidos, Leticia aportaba un toque de frescura y excitación a cualquier situación.

La noche comenzó con cócteles exóticos y música envolvente. Los tres bailamos con frenesí, dejándonos llevar por el ritmo de la música y la energía del momento. Entre risas y confidencias, la tensión sexual entre Marcos y Leticia fue palpable, aunque ninguno se atrevía a dar el primer paso.

Conforme la noche avanzaba y los tragos seguían fluyendo, yo, con una sonrisa traviesa en los labios, propuse un juego atrevido. Sugeri que Marcos y Leticia exploraran su atracción mutua, mientras yo observaba. Al principio, tanto Marcos como Leticia mostraron cierta incredulidad y nerviosismo ante la propuesta, pero el alcohol y la excitación del momento los animaron a aceptar el desafío.

Así, entre miradas cargadas de deseo y roces fugaces, Marcos y Leticia se dejaron llevar por la pasión del momento.  Cada gesto y cada mirada entre Marcos y Leticia ardían con una tensión sexual que era casi tangible, prometiendo un deseo apasionado a punto de desbordarse, creando un torbellino de emociones que amenazaba con desbordarse en cualquier momento. Los roces fugaces y las miradas cargadas de promesas alimentaban el fuego de la pasión, llevandonos a un punto de no retorno donde las inhibiciones se desvanecieron y los deseos más profundos tomaron el control. Las manos se deslizaron con avidez, los labios se encontraron en besos ardientes y los cuerpos se fusionaron en un baile sensual de pieles que se buscaban con ansias. Ahí estaba yo, excitada por la escena ante mis ojos, me deleitaba en el poder de mi propio deseo y en la complicidad compartida con mi esposo y mi mejor amiga.

Él tomaba su cintura, mientras ella sostenía su rostro con ambas manos, y se fundían en un beso apasionado, el comenzó a bajar lentamente sus manos hasta sentir sus nalgas, no eran muy grandes, no estaba operada ni nada, pero eran muy firmes (gracias a sus clases de yoga) y se marcaban muy provocativas en su pantalón de cuero, marcos apretó duro mientras ella sentía y yo veía como su miembro viril se hacía más grande en cada momento, ella lentamente fue desabrochando uno por uno los botones de su camisa y dejando al descubierto su torso atlético (a marcos le gusta entrenar mucho en el gym y practica dos deportes), Leticia solo se mordió el labio inferior al verlo sin camisa y el pantalón desabrochado, me volteo a ver como esperando una aprobación, yo solo me sonreí, me pare y me hice justo detrás de él acariciando su bulto sobre el pantalón, bajando poco a poco su cremallera

Marcos lo tenía de buen tamaño, le media cerca de 23 cm, y al dejarlo al descubierto sostuve la cabeza de Leticia y la obligué a bajar, y ella mirándome fijamente sin pronunciar palabra me obedeció y se dejó llevar, pasando su lengua el glande de marcos, desde los testículos hasta la punta se saboreó cada centímetro hasta introducirlo totalmente en su boca, mientras marcos y yo jugábamos con nuestras lenguas.

Decidí bajar ayudar a Leticia, y con una sonrisa picará de ambas y un gesto de sorpresa y a la vez satisfacción de marcos, nos dispusimos a trabajar en equipo, mientras yo succionaba su glande, Leticia saboreaba sus testículos y hacíamos cortas pausas para desvestirnos una a la otra, deje al descubierto sus pechos, eran medianos, naturales y firmes, su areola no muy grande, pero si de un color rosado y pezones ya duros por la excitación del momento, los míos eran un poco más pequeños y un poco más oscura mi areola, y sabían muy bien por lo que me dijo Leticia jejeje ambas nos pusimos de pie y dejamos que marcos nos observara detalladamente, ambas con nuestra lencería puesta, yo con un juego de ligas, con un panty sexy y correas de liga ajustables, que muestran perfectamente la línea de mis piernas alargadas, y Leticia portaba un hermoso cachetero de encaje que resaltaba perfectamente su figura sensual

Marcos tomo a Leticia, y poniéndola en la clásica posición del perro, introdujo su miembro en ella hasta hacerla gemir, yo acariciaba su clítoris haciéndola gemir aún más mientras miraba fijamente a marcos, y disfrutaba de su rostro lleno de placer, Leticia me tomo la mano y me llevo hasta delante de ella me dijo que me acostara, a lo que yo hice caso y sentía como abría mis piernas y bajaba hasta mi vagina ya húmeda, y con su lengua jugaba con mi clítoris, haciéndome gritar de placer.

El aire de la casa se sentía húmedo y con un olor peculiar, nuestros cuerpos húmedos de sudor y la sangre caliente corriendo por nuestros cuerpos, nos hizo llegar hasta el éxtasis, hasta caer en el sofá donde yo me encontraba recostada, y con un beso en mi boca y su lengua jugando con la mía, Leticia me agradecía tan delicioso momento, marcos respiraba con dificultad, mientras reía y repetía ustedes dos están locas chicas nos abrazamos mientras lo mirábamos y sonreíamos.

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